Las lipidos vegetales (aceite de oliva, aguacate, almendras, frutos secos, aceite de coco) son esenciales para la bienestar. Por el contrario, las lipidos animales son de las que debes alejarte lo más posible e intentar eliminarlas de tu dieta.

El aceite de coco es un aceite vegetal, conocido también como manteca de coco. Se trata de una sustancia lipido que contiene cerca del 90 % de ácidos saturados extraídos mediante prensado de la pulpa o la carne de los cocos (Cocos nucifera). Dispone de varios usos como alimentos o en cosméticos.

Debido a su alto contenido de lipido saturada, es lento para oxidarse y, por tanto, resistente al enranciamiento, con una duración de hasta seis meses a 24 °C sin deteriorarse. Muchas organizaciones de bienestar aconsejan no consumir en exceso el aceite de coco, debido a sus altos niveles de lipido saturada que tiene el potencial de aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Contrario al hecho de que sea alto en contenido graso, de acuerdo a estudios científicos basados en la dieta tropical donde el uso del aceite de coco es parte de la dieta diaria, este aceite tiene impactos sumamente bienestarables y benéficos para el bienestar general:

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-alivia la bienestar cardíaca

-Estimula el funcionamiento de la tiroides

-Estimula el metabolismo

-Promueve la vitalidad y energía

-Promueve la pérdida de volumen, si fuera necesario, y un volumen bienestarable

-Fortalece el sistema inmunológico

-Lubrica el sistema digestivo

-Ayuda a prevenir la diabetes tipo 2

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-Es excelente para la piel, se puede aplicar de manera externa y está comprobado que tiene efectos regenerativos y de antienvejecimiento.

-Es excelente también para el cabello y el cuerpo cabelludo, le da vida y brillo a tu cabello.