Un aspecto muy importante es el camino para descentralizarse de uno mismo, es decir, pensar un poco menos en nosotros mismos y hacer algo por los demás.
La realidad es que todas las almas son una unidad y que todo lo que hacemos por los demás lo hacemos para el mundo, incluidos nosotros mismos. Al igual que todos los que dañan de una u otra forma, se dañan a si mismos. Cuando entendemos esto nos detenemos y en vez de actuar como langostas que devoran todo lo que encuentran, empezamos a hablar de la distribución y redistribución de los recursos, abriendo la puerta a la creación de un mundo mejor.
Descentralizarnos de nosotros mismos es un paso muy importante en esta dirección.
El apego a las cosas materiales conduce al sufrimiento y es causado por la falta de conocimiento de las leyes de la vida. Por ejemplo, la ilusión de la separación nos hace creer que para sobrevivir tenemos que tratar en contra de nuestro vecino para quedarnos con sus recursos, pero esto es sólo una ilusión que surge de la ignorancia de la unidad fundamental de la vida, que es que estamos todos unidos.
La única forma de salir de la rueda del samsara es el conocimiento de las leyes, entonces es cuando hablamos de Dharma (esta palabra significa «Ley»). Es un concepto muy difícil de entender para nosotros en Occidente ya que, seamos sinceros, francamente, nos encanta hacer lo que queremos. Si algo o alguien nos dice lo que tenemos que hacer es realmente molesto para nosotros en la mayoría de los casos.
Es interesante ver las reacciones de los alumnos cuando profesores explican qué es el Dharma o el fluir con la vida. En un principio, todo el mundo está de acuerdo, pero luego surge la pregunta, «Sí, está bien, pero ¿dónde está el libre albedrío?», O «, pero entonces, si todo está determinado por el karma, o si Tengo que vivir de acuerdo con el dharma, significa que puedo hacer lo que quiera?».
El discurso sobre el libre albedrío es complejo. Vamos a tratar de resumirlo.
Libre albedrío significa que somos libres de hacer lo que queramos, incluso cometer errores. Dios, o las Leyes de la Vida (Dharma) no nos impide actuar, ni siquiera contra la ley. Dios, la vida, o el nombre que le demos, nos enseña cómo podemos ser felices y nos deja libres de sentirnos mal si queremos. El hecho es que somos responsables de nuestras acciones.
Por ejemplo, la ley del karma establece que cada acción tiene una igual y opuesta, no hay juicio, no hay moral, puedo no amar, soy libre de hacer lo que Quiera, pero no puedo quejarme si no recibo amor. Conocer las leyes es comenzar a fluir con ellas, así que vamos a empezar a fluir con la vida y la vida fluirá en nosotros.
Resulta que en realidad este libre albedrío es una ilusión.
En el camino descubrimos que somos parte de un todo más amplio, una nota de la gran sinfonía que es la creación. Como las células de un organismo mayor, cada uno está especializado para realizar una tarea, si la llevamos a cabo todos nos beneficiamos.
Pero si una sola célula cerebral quiere hacer lo que quiera, encontrará una fuerte resistencia en el fluir. Por otra parte, si muchas células quieren hacer sus propias cosas (como los hombres) , ya sabemos cual es el resultado final, solo hay que mirar como va la sociedad actual.
Pensar en uno mismo y hacer lo que queramos , al final lleva al sufrimiento.
A su vez, seguir el dharma significa hacer la voluntad del alma, el ser superior siempre nos da lo que quieremos. Seguir el camino indicado por el alma sólo puede traer alegría y felicidad porque estamos en armonía con las leyes.
Esto parece un cuento de hadas, pero se puede hacer la prueba, observando qué es lo que la vida está poniendo delante nuestro en este momento y fluir con ello, aunque no sea lo que queremos, nadie sabe el sacrificio que estamos haciendo y nadie debe saberlo.
Haciendo esto nuestras vidas empezarán a cambiar. Aparecerán situaciones que ni siquiera imaginabas. El universo es abundante y si se actúa de acuerdo a las leyes no se pierde nada; tal vez lo que se obtiene no es lo que quieres, pero será mucho mejor, ya que es exactamente lo que quieres. La vida sabe lo que es mejor para ti.
«Sólo por hoy intentaré hacer una cosa que no anhelo hacer, y si me siento ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se dé cuenta»