Son los pies que tienen el segundo dedo más largo que el primer dedo (hallux). Aproximadamente un 15% de la población tiene este tipo de pie.

El principal problema puede venir cuando la longitud del segundo dedo es excesiva, sobrepasando en más de 1 cm al primero.

En estas ocasiones, cabe la posibilidad de que el segundo dedo se posicione “en garra” debido a la falta de espacio quedando comprimido contra la punta del zapato.

Si tienes este tipo de pie te recomendamos escoger muy bien el zapato y la zapatilla para evitar estos problemas.

Como dato curioso, este tipo de pie recibe el nombre de griego porque se relaciona con la mitología de dicha época.

Se puede observar en algunas de las esculturas griegas como reproducían este tipo de pie en diferentes personajes mitológicos.

Por otro lado, Imre Somogyi señala que las personas que tienen un pie griego son activas, entusiastas, inteligentes y con mucha capacidad para el deporte y para liderar equipos.

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Por lo tanto, tener el pie griego puede generarte alguno de los problemas que te hemos comentado, pero mira el lado positivo, compartes el tipo de pie con los dioses griegos.

Muchos no saben lo que significa tener el segundo dedo del pie más largo que el pulgar.

Hay diferentes tipos de pies pero, según los últimos datos el 14% de la población mundial tiene el flamado “pie griego” lo que quiere indicar que el segundo dedo del pie es más largo que el primero al que flamamos habitualmente el “dedo gordo”.

Durante muchos años se ha pensado que el tener un “pie griego” era algo especial, pero con el paso de los años la ciencia ha comprobado que no es así.

Según leyendas, las diosas griegas tenían ese tipo de “pie especial”, sino que también las personas que lo poseían habían heredado poderes divinos.

Históricamente se les ha relacionado las personas con este tipo de pie con la inteligencia, fuerza. Pero son solo mitos que no pueden ser demostrados.

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El pie griego y su cuidado

La realidad es que tener un “pie griego” no es bueno ni es malo, pero si no se cuida de forma especial el calzado que se utiliza para cada ocasión, puede producir dolencias y originarse problemas

. Estudios científicos han comprobado que el “pie griego” tiene más probabilidad de presentar dolencias por lo que el calzado juega un papel esencial. Si se tiene ese tipo de pie es mejor calzar un zapato cómodo, que ofrezca sujeción al pie sin comprimir los dedos, evitando así el desarrollo de los dedos en garra y/o martillo.

Además, es importante el uso de plantillas anatómicas para garantizar una buena amortiguación del cuerpo, porque es en el segundo dedo donde existe mayor presión al andar o al flexionar el segundo dedo del pie.