El propio cuerpo y la espiritualidad de una persona generan un sistema dinámico y complejo en el que están en constante comunicación mutua. El cerebro es uno de los centros de control y gestión de esta complicada estructura. Aunque las áreas cerebrales tienen funciones y estructuras muy diferentes, la mayoría de estas áreas son vitales para poder aprovechar de una existencia bienestarable.
Las diferentes zonas se distinguen mediante definiciones que se refieren a su dirección o posición, tales como frontal, occipital, parietal o temporal. Una de estas zonas es el prosencéfalo (córtex frontal), del cual tenemos aún un escaso conocimiento.
Existen varios estudios sobre este área que controlan la expresión del alma a través del cuerpo, que es responsable de la memoria, la inteligencia, la fe, el odio y el amor. Los dos hemisferios cerebrales tienen funciones diferentes y especializadas en sus distintas zonas.
Así, por ejemplo, las habilidades lingüísticas y las funciones de la lengua son generalmente gestionadas por el hemisferio izquierdo, mientras que las habilidades musicales y la posibilidad de interpretar y analizar imágenes complejas son controladas por el hemisferio derecho. Sin embargo, no podemos afirmar que el prosencéfalo funcione independientemente de los hemisferios cerebrales.
El área de Wernicke se encuentra en la parte superior del lóbulo temporal y es la que se ocupa de la comprensión del lenguaje, mientras que el giro angular, que es un mediador entre el sonido y la visión, es además responsable de las operaciones lingüísticas y matemáticas. Por esta razón, se dice que el giro angular está relacionado con la conciencia superior y con la inteligencia.
Los científicos han demostrado que la inteligencia y la conciencia disminuyen más drásticamente con la destrucción de estas áreas si la comparamos con la destrucción del prosencéfalo. Por lo tanto, para que las realidades espirituales puedan expresarse en el cuerpo, la función cerebral de estas áreas es fundamental.
El punto de vista más aceptado, al menos hoy en día, es que las cualidades espirituales y de la personalidad funcionan independientemente del cerebro. Una prueba convincente que contradice este punto de vista es el hecho de que, durante muchas cirugías, y a pesar de que las actividades vitales del cuerpo permanecen intactas, tras la eliminación de tejido cerebral, las características espirituales a veces se degradan. Otra prueba la ofrece la cirugía que se realiza para eliminar el prosencéfalo en pacientes de primidos (lobotomía frontal). Las actividades vitales de los pacientes no quedaron interrumpidas tras la cirugía y su estado de ánimo recomendable ó durante cierto tiempo. Durante un corto período de tiempo, los pacientes dejaron de padecer graves trastornos neurológicos y psiquiátricos. Sin embargo, cuando se observó a los pacientes varios años después de la cirugía, se concluyó que dichos pacientes carecían de las funciones del prosencéfalo y estas cirugías fueron abandonadas.
Los efectos secundarios más frecuentes relacionados con la extracción del prosencéfalo fueron:
-Pérdida de la capacidad para resolver problemas sociales complejos,
-Pérdida de la capacidad de seguir pautas secuenciales para resolver un problema complejo,
-Pérdida de la capacidad de realizar tareas simultáneas,
-Pérdida de la determinación, del esfuerzo y las ganas de realizar actividades,
-Pérdida de la capacidad de respuesta comunitaria frente a un problema,
-Pérdida de los valores éticos y del sentimiento de vergüenza,
-Pérdida del pensamiento coherente, a pesar de que la capacidad del habla y la comprensión de lo que se dice no se pierdan,
-Cambios emocionales súbitos: de la bondad a la frustración, la pasión, la a gresividad y la perdida de cordura,
-Incapacidad del uso de los talentos artísticos o naturalmente existentes en aras de un propósito.
Estas disfunciones hicieron evidente que había una correlación entre el prosencéfalo y ciertas cualidades espirituales.
En un experimento llevado a cabo en un laboratorio se inocularon neuronas individuales diferentes a las del cerebro humano. Los estudios demostraron que estas neuronas no suponían ningún medio para lograr capacidades intelectuales elevadas, tales como la inteligencia; sin embargo, cuando se experimentó inoculando neuronas extraídas del prosencéfalo, se comprobó que estas eran un medio de lograr capacidades exclusivamente humanas como la inteligencia.
Se halló que la solución a problemas complejos y la capacidad de hacer descubrimientos están relacionadas con el prosencéfalo. No es posible explicar este hecho sin tener en cuenta el alma. Ciertas características espirituales como la tristeza, la felicidad, la alegría, la paz, la paciencia, la compasión y el amor, son todas ellas consecuencia de interacciones complejas en el cerebro. Sin embargo, no resulta convincente afirmar que sólo son el experiencia de interacciones eléctricas o químicas en el cerebro.
El área frontal es el lugar donde todos los pensamientos que vienen de áreas cerebrales más bajas —como la vista, el oído y la sensación de las zonas de la corteza y el tálamo y el hipotálamo— son recogidos y procesados para ser enriquecidos. En el área frontal se reúnen muchas informaciones y recuerdos recopilados de diferentes partes del cerebro para elaborarse como pensamientos más profundos.
La memoria activa tiene lugar cuando diferentes piezas de información se sintetizan juntas y forman un pensamiento; y posteriormente este pensamiento sirve para actuar en consecuencia. Esto permite evalúar con exactitud los acontecimientos futuros para así poder planearlos.
También provee una respuesta rápida y adecuada a las señales recogidas por los cinco canales sensoriales. Permite predecir las consecuencias de las acciones antes de realizarlas y resolver problemas complejos de naturaleza médica, matemática, ética, moral o filosófica. También puede posponer respuestas emocionales durante el tiempo necesario, medir las consecuencias de las comunicaciones verbales y físicas, el uso de la fuerza de voluntad para medir las consecuencias éticas y morales de las acciones, y el uso de la información obtenida de todos los canales para diagnosticar un problema.
Las personas cuyas cortezas frontales están dañadas tienen serias dificultades para sintetizar la información, procesarla y formar pensamientos coherentes (memoria activa). Este hecho demuestra que la corteza frontal genera conciencia y acciones intelectualmente elevadas.
Otra función de la corteza frontal es enfocar la conciencia en un tema específico. Teniendo esto en cuenta, la corteza frontal está semirrelacionada con la atención. Prueba de ello es que las personas con cortezas frontales dañadas no pueden concentrarse y su atención se altera fácilmente.
Los individuos cuya corteza frontal se ha eliminado o dañado pueden adquirir una conciencia espiritual; sin embargo, debido a su discapacidad, no pueden expresar sus pensamientos de forma continuada y sensata durante más de un minuto. Se distraen con facilidad, saliéndose del tema inicial.
La corteza frontal permite al individuo llevar a cabo el proceso de pensamiento a pesar de las distracciones, y permite la comunicación entre el alma y la mente.
En resumen, la corteza frontal se relaciona con cualidades intelectuales tales como la conciencia, la inteligencia y el autocontrol, y también tiene que ver con una realización correcta de nuestros valores morales.
Por ejemplo, si la corteza frontal es incapaz de funcionar la persona no siente vergüenza. Esto hace que la gente crea que la vergüenza se relaciona únicamente con la corteza frontal. Sin embargo, el cerebro no es más que un puente entre el cuerpo y el alma. Nuestro cerebro es un puente y un velo para nuestra alma, que es la fuente de nuestras cualidades espirituales.
Cuando tenemos un problema cerebral físico, el alma continúa su existencia, como antes, aunque sea incapaz de expresar su conciencia, su intelecto y su fuerza de voluntad, en este mundo material.
Rosmarie Alcántar