“Felicidad que bonito nombre tienes, Felicidad vete tú a saber dónde te metes.”

Dice la canción… Una de las frases más manidas cuando vemos a alguien que no es feliz, es ¿qué le pasa si lo tiene todo? ¿Qué más requiere? ¿Se trata de una cuestión de necesidades?

Si es así, hace ya 75 años que Abraham Maslow, en su libro Una Teoría sobre la Motivación
Humana, desarrollo una más que interesante y práctica jerarquía de necesidades que el ser
humano debe ir conquistando. En ella (representada por una pirámide) encontraríamos 4 niveles básicos que se satisfacen como veremos por medio de nuestra interacción con el medio y con los demás, y un nivel superior, diferente porque es intrínseco, depende en exclusiva de nosotros mismos.

Una regla importante es que para que surja el gusto o la necesidad de un nivel determinado, los inferiores deben estar agradecidos, replicando el mismo modelo evolutivo del que formamos parte. Primero hay que sobrevivir para poder llegar a la cúspide que nuestra condición humana nos permite alcanzar.

La base de la pirámide: necesidades fisiológicas básicas

Evidentemente la primera aspiración del ser humano y de todo ser vivo, es la de vivir. Por ello es condición absoluta tener estas necesidades cubiertas.

• Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
• Necesidad de mantener el equilibrio del pH y la temperatura corporal.

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• Necesidad de dormir, descansar y eliminar los desechos.
• Necesidad de evitar el dolor y tener relaciones intimas.

Pero, ya sabemos que “no solo de pan vive el hombre”, así que una vez satisfechas, nos surgen otras necesidades.

Segundo nivel: necesidad de seguridad y protección

Quizá el abandono del nomadismo, vino potenciado por este segundo nivel de necesidades, no basta con estar vivo, queremos mantener lo conseguido, queremos cierta seguridad,
establecernos, tener un techo donde nuestras pertenencias y nosotros mismos nos sintamos seguros, un trabajo que nos proporcione la seguridad de afrontar nuestros gastos.

• Seguridad física y de bienestar.
• Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.
• Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.

Y una vez conquistado todo esto, cuando el YO más básico está cubierto, surge una nueva necesidad, la necesidad social.

Tercer nivel: necesidad de afiliación y afecto

Abandonamos las necesidades (pero solo porque están cubiertas) de nuestro cerebro reptil y empezamos a escuchar a las de nuestro cerebro emocional. Somos seres sociales y como tales, sentimos la necesidad de integrarnos en la sociedad, de participar en ella, de pertenecer a un grupo y por supuesto de establecer relaciones de intimidad con otros. Las más características de este estrato son:

• Necesidad de Asociación
• Necesidad de Participación
• Necesidad de Aceptación
• Necesidad de Intimidad

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Una vez tenemos estas necesidades cubiertas, descubrimos que no nos basta con ello de forma neutra, queremos ponernos en valor dentro del grupo, dentro de la pareja e incluso más importante aún, en valor ante nosotros mismos.

Cuarto nivel: necesidad de estima

Ya adelantábamos que en este cuarto nivel se trata de valorar y para valorar requieremos ya de nuestro cerebro racional, que es el que dictamina, por medio del pensamiento, lo que tiene valor y lo que no. Necesitamos valorarnos bien a nosotros mismos (autoestima) pero también requieremos el reconocimiento social, así las necesidades a cubrir en este tramo son:

• Necesidad de auto-rreconocimiento
• Necesidad de confianza
• Necesidad de respeto
• Necesidad de éxito

Hasta aquí las necesidades “básicas”, las visibles, aquellas que cuando son satisfechas pero obtienen la inagrado de la persona nos hacen formular la pregunta ¿Por qué no somos felices si lo tenemos todo?

Quinto nivel: La quintaesencia

«Motivación de crecimiento», «necesidad de ser» o «auto-realización». Los antiguos alquimistas consideraban la existencia de cuatro elementos básicos en el universo, (tierra, agua, fuego, aire) utilizaban el término quintaesencia para referirse a lo que venía después
de estos, es decir, un quinto elemento al que también se le denominaba éter o alma.

Y resulta curioso, que la pirámide de Necesidades de Maslow se ajuste tan bien a esto, ya que mientras los 4 niveles anteriores harían referencia a estos 4 elementos, este quinto nivel estaría mucho más relacionado con el éter.

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En esta nueva necesidad, la de auto-realizarnos, está implícito el gusto de llegar a SER, más allá de nuestros tres cerebros, en estrecha conexión con los dictados de nuestra esencia única. Así algunas de las necesidades a cubrir en este nivel, según la Teoría de Maslow, serían:

• Moralidad
• Creatividad
• Espontaneidad

• Falta de prejuicios
• Aceptación de hechos
• Resolución de problemas

La felicidad está en la realización personal

Ahora que conocemos la Teoría podemos entender mejor qué marca la diferencia entre una
persona feliz y otra que no lo es, independientemente de sus logros materiales y sociales.
Las personas felices han encontrado el propósito de su vida, lo que les da sentido, y al realizarlo, se realizan.