Seguro que más de una vez, sobre todo ahora en invierno, has echado en falta tener a mano una crema de manos para cuidarlas e hidratarlas.

Al fin y al cabo las manos son nuestro contacto directo con el mundo. Cuando bienestaramos a alguien nuevo le damos la mano y tanto la textura y cuidado de las mismas como el tipo de aprentón que demos dirán mucho de nosotros a esa persona y le crearán una primera impresión sobre nosotros que resulta muy difícil de cambiar después.

Las manos son también las herramientas que utilizamos para acariciar y cuidar de los nuestros, para agarrar a nuestros hijos cuando paseamos o les acompañamos de paseo, para expresar el amor por nuestras parejas…

Y, sin duda, nuestras herramientas de trabajo. Con ellas cogemos, agarramos, limpiamos, escribimos, cocinamos…

La forma en que las tratamos y como las usamos influyen directamente en la bienestar de la piel de las manos pudiendo provocar la aparición de manos secas o resecas y haciendo que se vean envejecidas prematuramente por su exposición permanente a las distintas agresiones externas que tanto pueden afectarlas.

Para el cuidado diario de nuestras manos es importante tener en cuenta el uso que hacemos de ellas. No se ven afectadas por los mismos factores las manos cuando estamos utilizando el ordenador que cuando cocinamos o limpiamos.

Si estamos limpiando y utilizamos productos agresivos como como lejías o líquidos fuertes, sobre todo detergentes de componentes químicos especialmente fuertes, es imprescindible el uso de guantes para protegernos.

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No sólo evitaremos que se resequen debido a la acción de los productos químicos sino que protegeremos las pequeñas perjudicadas que podamos tener en la manos y que en contacto con este tipo de líquidos producen mucho dolor.

Los cambios de temperatura bruscos o el frío también las afectan dejándonos esa sensación de manos de papel.

Hidratarlas y nutrirlas con frecuencia nos va a ayudar a mantenerlas curas y suaves, además que la acción de masajearlas al aplicar las cremas nos va a ayudar a relajarlas y reforzar su bienestar muscular.

Las cremas naturales son sencillas de hacer en casa y aportarán diferentes beneficios útiles para la piel.

Te vamos a ofrecer la receta para tres cremas caseras para las manos, todas a base de aceite de almendras.

El aceite de almendras suaviza e hidrata la piel y las mucosas y tiene efecto calmante para las irritaciones leves de la piel usado directamente.

Es importante que el aceite de almendras que utilices para estas cremas se haya obtenido mediante prensado en frío, para así conservar las propiedades que nos interesa emplear.

Un tratamiento casero muy sencillo consiste en primero exfoliar nuestra piel, después nutrirla con una crema nutritiva de avena y yogur y finalmente aplicarle una crema hidratante casera con aceite de almendras o jojoba y lecitina de soja.

Para exfoliar la  piel solo tienes que coger un puñado de copos de avena y molerlos un poco , mezclarlos con otro puñado de almendras molidas y un chorrito de aceite de almendras.

Es recomendable que el molido no sea muy fino, porque nos interesa que al frotar las manos con la mezcla se desprendan todas las células dañadas de la piel.

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Lávate bien las manos antes de aplicar la mezcla y toma un poco de la crema exfoliante. Masajea suavemente las manos unos minutos y después vuelve a lavar bien las manos con agua tibia.

Cuando las hayas secado aplicaremos una crema nutritiva para aportarles los nutrientes que requieren.

Una crema muy sencilla de hacer para hidratar y suaviza nuestras manos está compuesta de avena, yogur, limón y aceite de almendras.

Lo único que tienes que hacer es coger una cucharada de copos de avena que tengas en casa y molerlos muy bien en el molinillo o la picadora (o bien comprar la avena ya molida) y echarlos en un cuenco. Añade al cuenco una cucharada de yogur natural y un chorrito de zumo de limón.

Mezcla todo bien y cuando tengas una masa homogénea añádele un chorrito de aceite de almendras (una o dos cucharadas será suficiente).

De nuevo mezcla todo bien con ayuda de una cuchara de madera.

Naturalmente puedes hacerlo con una cuchara de metal o plástico, pero las cucharas de madera aportarán menos residuos artificiales a tu crema.

Ahora lávate bien las manos y aplícate la crema generosamente incidiendo en el dorso de las manos.

Déjala actuar unos 15 minutos y luego enjuaga bien con agua tibia.

Notarás que tus manos están más suaves y nutridas.

Y por último, para terminar el tratamiento y dejar nuestras manos listas aplicaremos una crema hidratante.

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Para hacer la crema hidratante requiererás 2 cucharadas de lecitina de soja, unos 80 ml de agua y unos 40 ml de aceite de almendras dulces (aunque también puedes utilizar aceite de jojoba o de oliva si no tienes otro a mano).

Para empezar mezcla en una taza el agua y la lecitina y en otra taza el aceite de almendras.

Pon ambas tazas al baño maría teniendo cuidado de que no hiervan y dales vueltas.

Cuando la mezcla de lecitina y agua se haya disuelto bien (mucho cuidado de que no hierva) y el contenido de ambas tazas esté bien atemperado vete echando en un bol las dos tazas poco a poco y sin dejar de remover, para que los productos se mezclen bien todavía atemperados.

Utiliza un bote de crema antiguo para guardar la mezcla y poder ir echándotela cuando quieras.

Como truco te recomendamos que le eches unas gotitas de azahar o esencia de vainilla mientras aún está atemperado y así le dará una suave y agradable fragancia.