Comúnmente la gente deportista suele tener a menudo este inconveniente. Sin embargo, cualquier evento doméstico o torcedura de pie puede derivar en un esguince de tobillo. Por este motivo es indispensable conocerlo a fondo, saber cómo detectarlo a tiempo y qué precauciones tomar.

Un esguince es una lesión en los ligamentos causada por torsión, estiramiento excesivo e incluso distensión. Cualquier caída o movimiento brusco puede ser causal suficiente para provocar un esguince de tobillo. Además de las molestias usuales, notarás que la zona afectada presenta hematomas, inflamación y un aumento de la temperatura. Un esguince no es una luxación, ni un desgarre. Sí existen diferentes grados de esguince según la gravedad de la lesión:

Esguince de primer grado:

Es una distensión leve o parcial donde no existe rotura de ligamentos. Se pueden realizar algunos movimientos y su recuperación es total, sin dejar ningún tipo de secuela.

Esguince de segundo grado:

Existe una ruptura parcial de ligamentos lo cual impide la movilidad normal de la articulación. Si las molestia es casi insoportable lo que requiere que visites urgente al medico. Existe posibilidades de una recuperación total sólo cuando el paciente realiza el reposo adecuado.

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Esguince de tercer grado:

La rotura del ligamento es total, provocando también una lesión ósea. Ante un corte en los ligamentos, la única posibilidad de recuperación es a través de una intervención quirúrgica. Las secuelas pueden variar entre rigidez, molestias leve a intenso, fragilidad, entre otros.

Más allá del grado de la lesión, un esguince de tobillo siempre requiere de la misma atención y reposo. Es imprescindible buscar ayuda médica de forma inmediata. El tobillo es una de las articulaciones más utilizada durante cualquier movimiento, por lo que la persona requiere respetar a raja tabla las recomendaciones médicas si quiere recuperarse correctamente. Ante la posibilidad de un esguince de tobillo es necesario, en primer lugar, sentarnos cómodamente.

Luego:

Como mencionábamos, mantener la articulación en reposo es indispensable para una correcta recuperación, más allá del grado de la lesión. Siéntate y eleva la articulación para que la sangre fluya correctamente, el hematoma o edema drenen y para evitar una inflamación excesiva.

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Procede a aplicar frío en el área para bajar la temperatura y aliviar la hinchazón. De esta manera lograrás activar la circulación y te brindará alivio al intenso malestar. Nunca apliques hielo directamente sobre la piel ya que existe posibilidad de quemaduras.

Envuélvelos en un paño, toalla o utiliza bolsas de geles fríos especialmente diseñados para esto. Durante los primeros tres días es necesario aplicar frío cada 3 horas.

De acuerdo al grado del esguince de tobillo, se requiererá inmovilizar la articulación. Para un grado 1 o 2, se pueden utilizar vendajes; mientras que para un grado 3 suelen recomendarse yesos o botas ortopédicas.

A la hora de dormir, ten siempre el pie elevado sobre algunos cojines.

Además, el médico recomendará algunos productos para sobrellevar el tratamiento.

Existen algunos ejercicios que puedes realizar en tu hogar. Sin embargo es importante que los realices bajo supervisión o con el consejo de un fisioterapeuta.

Estiramientos con banda:

Realízalo sentado en el piso. Necesitarás una banda elástica, la cual colocas bajo los dedos de los pies. Luego mueve el pie hacia adelante para estirar la banda, mientras la sujetas con tus dos manos.

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Movilidad:

Cuando la inflamación haya disminuido por completo, realiza algunos movimientos de rotación y arriba-abajo para ir recuperando poco a poco la movilidad.

Con una pelota:

Utiliza una pelota de tenis o similar. Suavemente písala y hazla rodar debajo de la planta del pie.

Además, te recomendamos realizar batidos fortalecedores que favorecen y ayudan a la recuperación.